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Mi circunstancia, tu circunstancia.

29-May-2021

Diego Palacios

Mi circunstancia, tu circunstancia.

Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo - José Ortega y Gasset.

Cuando empezamos a ser conscientes de nuestra existencia, ya es muy tarde. Para ese momento, ya nos han asignado alguna o algunas nacionalidades, nos han inculcado un sistema moral concreto, se nos ha enseñado, según dicho sistema, lo que es bueno y lo que es malo, en consecuencia, nuestros planes y proyecciones en la vida son notablemente - o totalmente - influenciados por estos paradigmas, a través de los cuales vemos a otras personas, culturas, y en definitiva, a la vida misma. Tras haber expuesto lo anterior, ahora presentaré algunas preguntas para incentivar la reflexión del lector: ¿Realmente tenemos el control y somos totalmente libres de ejercerlo? Quiero decir ¿Aquello que nos ha motivado a tomar decisiones ha emanado en su totalidad como una idea completamente y originalmente nuestra? En base a mis palabras al principio de este artículo, podemos decir que las decisiones que tomamos están influenciadas por nuestros paradigmas y/o sistemas morales o religiosos, estos, que en muchos casos, seguimos ciegamente hasta el final de nuestras vidas ¿Acaso nos detenemos a pensar o a cuestionar los sistemas o creencias que nos han inculcado, o simplemente los aceptamos porque es la tradición familiar? ¿El miedo al qué dirán y al cambio nos mantienen presos y limitan nuestra capacidad de tomar el timón de nuestras vidas?

Mi intención es hacer un llamado a la reflexión y el cuestionamiento, de ninguna manera la de influir en las personas para que dejen dichos sistemas, soy consciente de que para vivir en sociedad es imprescindible que exista orden y estructura, sin caer en totalitarismos. A lo que me refiero es a no creer ciegamente en dichas estructuras, sino que más bien indaguemos y nos documentemos en cuanto a su historia, sus fundamentos, y que además, generemos opiniones bien fundadas, basándonos en documentaciones rigurosas. Uno de mis profesores universitarios solía decir “no preguntes, lee”. Yo le haría la siguiente modificación “pregunta y lee”.

A medida que vamos creciendo, no caemos en cuenta de que todos estos sistemas sociales, económicos, políticos, religiosos, entre otros, son un conjunto de órdenes imaginarios construidos por nuestra misma especie (homosapiens), y al haber sido creados por humanos, y a pesar de ser soluciones inteligentes que se han venido desarrollando, en algunos casos, durante muchísimos años, donde mentes brillantes e intelectuales han invertido esfuerzo y mucho tiempo, no es de extrañar, que de acuerdo a lo expresado anteriormente, estos estén, posiblemente, viciados de contradicciones, inconsistencias y muchas cosas que mejorar, por lo tanto, son debatibles, cuestionables y podemos aplicar el pensamiento crítico a estas y a otras cuestiones.

En tal sentido, aclaro que el pensamiento crítico no significa opinar cualquier cosa a la ligera y decir lo primero que se nos venga a la cabeza, significa más bien, estudiar, consultar diversas fuentes a fin de formarnos un criterio confiable y sólido sobre un tema en particular. De esta manera, podremos, evitar ser víctimas de la posverdad, referida a la “distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales” - RAE.

José Carlos Ruiz, autor del libro El Arte de Pensar, dice con respecto a las palabras de Ortega y Gasset citadas al principio de este artículo:

El yo no se entiende en soledad, nuestra identidad no se construye independientemente de las cosas, personas, lugares, acontecimientos... que nos rodean. La circunstancia podría comprenderse como el conjunto de todo esto que nos ayuda a convertirnos en 'yo' - José Carlos Ruiz.

De esta manera, podríamos decir que, así como nuestra identidad es modelada por nuestra circunstancia, las identidades de las demás personas son modeladas por sus circunstancias, por lo tanto, tener este tipo de mentalidad nos ayudará a comprender la diferencia que existe entre empatía y simpatía. Puedo ser empático con personas que provienen de circunstancias diferentes a las mías porque soy consciente de que así como mi identidad ha sido formada por mis circunstancias, las identidades de los demás han sido formadas por las suyas, y aunque yo no comparta - no tenga simpatía por - sus opiniones y creencias, poseo la comprensión que me permite comunicarme pacífica y efectivamente con aquellos que tengan visiones, ideas, culturas y religiones diferentes a las mías, porque en lugar de conversar con actitud defensiva, tengo el autoconocimiento suficiente y la apertura necesaria para abordar dichas conversaciones con una actitud de curiosidad y respeto. En tal sentido, opino que es desde esta comprensión que podemos formar, satisfactoriamente, lazos de paz con los demás.

De acuerdo a lo antes descrito, les puedo decir que, al entender que todos nuestros sistemas morales, religiosos y la manera en la que hemos aprendido a vivir la vida se deriva de nuestro entorno: familia, vecindario, escuela, entre otros, asimismo, entenderemos que aquellos que piensan diferente a nosotros, ya sean de otro país, religión, sistema moral, son también el producto de sus contextos, de sus circunstancias.